A ver, amigos perritos.
¡Todos juntos conmigo!
Que ya nadie ladre
el rey está muerto.
Ha muerto mi perro, el rey Bombín.
Densas tinieblas se esparcen,
Las flores se secan...
Y el sol no aparece.
Todos miramos al cielo, asombrados.
¿Quién dictará ahora las leyes?
Nos preguntamos.
Desorientados buscamos
en las aguas de los mares,
de los ríos, y de los lagos.
Al barco que una mañana
zarpó llevando su alma,
y hasta todos sus trastos.
Que ya nadie ladre
el rey está muerto.
Ha muerto mi perro, el rey Bombín.
No quedan vestigios, parece,
de su territorio en el patio, marcado
Y su reino oscurece.
Todo ha cambiado.
Ya nadie respeta,
ni siquiera los horarios.
Leamos los mapas astrales,
tal vez por el firmamento
y en un globo aerostático.
Viaje su almita y nos mire,
como siempre lo hizo...
Como si fuésemos unos enanos.
Ibarrechea
diceelwalter@gmail.com
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